Todavía recuerdo recuerdo el “¡Cuelga yaaaaaaaa!” de mi madre, y mira que ha llovido desde entonces. Ocurría cuando mis hermanos y yo, adolescentes, nos pasábamos un buen rato pegados al teléfono. De los analógicos, de esos de ruedecita y cable. Del Pleistoceno, vamos. Aunque debo reconocer que la que más escuchaba las cuerdas vocales de mi madre al límite del colapso era yo. Los jóvenes de ahora no creo ni que supieran cómo hacer una llamada con esos artilugios del siglo pasado. Ahora lo llevan encima, con conexión a internet, cámara fotográfica y cuarenta mil aplicaciones más. Ya ni siquiera le llaman teléfono. Ahora es el móvil, o el “dichoso móvil” como me dicen muchos padres y madres. No todo acaba aquí: cuando no es el móvil es la tablet, cuando no es la tablet es el ordenador y cuando no es el ordenador es la video consola.
Nuestra generación de jóvenes es la más tecnológica de toda la historia de la humanidad y el problema no es el uso de la tecnología en sí, progreso con el que estoy totalmente de acuerdo, sino el mal uso que se hace de ella ya que puede acarrear infinidad de problemas en menores y adolescentes: adicción, dependencia, descuido de sus obligaciones o incluso llegar a ser víctimas de acoso o ser ellos los mismos acosadores. Lo primero que debo decir es que, como padres, debéis estar a la misma altura que vuestros hijos, sino más, a nivel de conocimientos de nuevas tecnologías. La información es poder, la ignorancia en este terreno puede suponer un grave problema. Empecemos por lo peor, por las cuatro fatídicas -ING de las que Pere Cervantes y Oliver Tauste hablan en su magnífico y útil libro TRANKI PAPÁS (Oniro, 2012):
CIBERBULLYING |
Ciberacoso: acoso a otras personas a través de los medios tecnológicos con el fin de humillar, vejar injustamente o atormentar. |
GROOMING |
Conducta de ciertos adultos que, a través de la red, contactan con menores con la finalidad de mantener encuentros sexuales. |
SEXTING |
Difusión o publicación de contenidos a través de dispositivos tecnológicos, principalmente fotografías o videos de tipo sexual, producidos por el propio protagonista, en principio de forma voluntaria y sin coacción. |
HACKING |
Acceso sin autorización a datos o programas informáticos contenidos en un sistema o en una parte del mismo, vulnerando las medidas de seguridad o contraseñas. |
Supongo que tras leer el cuadro anterior se te han puesto los pelos de punta. Si es así, buena señal. Indica que hay preocupación o interés para que tu hijo no sea víctima o autor de ninguno de ellos. Como todo en la vida, lo mejor es prevenir para no tener que intervenir posteriormente. En este sentido, veamos cómo podemos prevenir desde un principio la aparición de cada uno de los –ING anteriormente descritos.
PREVENCIÓN DEL CIBERBULLYING:
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PREVENCIÓN DEL GROOMING:
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PREVENCIÓN DEL SEXTING:
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PREVENCIÓN DEL HACKING:
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Como has podido leer, si hay una buena educación y tú tienes una buena información sobre las nuevas tecnologías, es poco probable que tengas que hacer frente a algo de lo anteriormente descrito. Pero hay que tener en cuenta que toda esta labor debe llevarse a cabo incluso antes que los menores tengan acceso a los dispositivos. Es un trabajo que empieza en la primera infancia y que les prepara a hacer un uso responsable de la tecnología cuando tengan edad suficiente para tener acceso a ella. Y ahora viene la pregunta clave: ¿a qué edad pueden tener acceso?. Sobre este asunto casi siempre suelo decir que, bajo mi punto de vista, ningun menor de 14 años debería disponer de un móvil con conexión a uso personal, pueden tener terminales para poderse comunicar sin que tengan acceso a datos o incluso puedes dejarle el tuyo siempre bajo tu supervisión. El problema es que si tu hijo tiene esta edad, o incluso menos la mayoría de sus amigos ya lo tengan. Que quede siempre una cosa bien clara: no te dejes llevar por lo que los demás hagan. Tú pones las normas y los límites. Es preferible que él aprenda a gestionar sa frustración a que tú tengas que lamentar haberle dado un móvil demasiado pronto. En el momento en que por edad o por nivel de madurez del menor, creas adecuado que pueda disponer de uno, debes dejar claros una serie de puntos que vas a comentar con él.
ESTABLECIMIENTO DE NORMAS EN EL USO
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En caso que se incumplan o se haga un mal uso del dispositivo, se le retira. Lo anterior es aplicable a todo aquel dispositivo que tenga conexión a internet, incluyendo ordenadores, tablets y video consolas.
Tu educación siempre debe ir encaminada a un uso responsable de cualquier tipo de dispositivo con conexión. Te recomiendo que las normas y los límites queden claros siempre antes de que tengan acceso a ellos. Una vez se lo des, sin establecer esa especie de contrato previo, te será muy difícil ejercer la autoridad si surgen dificultades o un mal uso. Debes ser consciente en todo momento del uso que tu hijo hace de sus dispositivos. Debes limitar el gasto mensual y el tiempo de uso, sólo así aprenderá el valor de lo que tiene y no caerá en conductas dependientes que pueden propiciar una adicción o que descuide sus obligaciones diarias. Te recomiendo que no tenga el móvil en uso las 24 horas del día. Enséñale a “desconectar” (haz tú lo mismo sino pierdes toda autoridad en este terreno. Educa en el ejemplo). Deben saber que hay momentos en que el móvil o la tablet no tienen cabida: en la mesa cuando se come o cena, por ejemplo, y debes insistir en ese uso responsable. Hazle ver que no debe usar el móvil siempre y para todo. Siempre que puedas supervisa el material gráfico que tu hijo pueda estar subiendo a la red o compartiendo desde su teléfono. Te lo resumo todo en el cuadro siguiente:
GUÍA DE PAUTAS PARA EL USO RESPONSABLE DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
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Recuerda siempre que el problema no es el uso, sino el mal uso y en eso tú tienes mucho que decir con tu educación. Como decía Paracelso, el veneno está en la dosis. Ponte en modo ON y evita que tu hijo quede OFF u OUT.